Forse. Chi lo sa!
La Veranda de Rafa Rius
Uno de los elementos que caracteriza con mayor fuerza nuestro contexto histórico inmediato es su condición de imprevisible. Certezas que hace nada parecían incuestionables se desmoronan como castillos de naipes ante nuestros ojos alucinados. Recuerdo que hace unos años, escribía yo que en el actual estadio de desarrollo capitalista, el fascismo no le era tan necesario al sistema como lo fue en el periodo de entreguerras del siglo pasado. El capitalismo ha desarrollado mecanismos de explotación y sumisión mucho más complejos, sofisticados y efectivos y ya no necesita que el fascismo entre en la realidad actual como elefante en cacharrería. ¿Para qué queremos hitlers, francos y mussolinis si tenemos directores del FMI, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo o el Banco de España? Pues bien, ahora mismo no lo tengo tan claro, ni mucho menos.
Al fondo a la derecha, agazapada en un rincón y presta a saltar sobre nuestros cuellos permanece la bestia fascista de toda la vida. Cara al sol con la camisa nueva, aguardan impacientes la llegada de nuevas auroras doradas y entretanto, entretienen la espera apaleando emigrantes, homosexuales, mujeres defensoras de sus derechos y toda aquella persona que ose cruzarse en su camino y no comulgue con sus disparates.
Es cierto que el capitalismo posee en la actualidad mecanismos sutiles y poderosos para alcanzar sus fines de manera discreta pero no lo es menos el hecho de que si le falla la sutileza y la discreción, si nos negamos de manera decidida a dejarnos engañar por sus cantos de sirena, sus perros de presa aguardan impacientes.
Los ojos electrónicos del sistema nos vigilan permanentemente para que no nos salgamos de nuestro papel. Si detectan un aumento
significativo de los momentos de rebelión, si notan que sus supuestos súbditos se niegan a seguir siéndolo y comprueban que todos sus bibelots juntos no consiguen distraer la atención de la gente de lo que realmente le interesa, si ventean brisas de revuelta que puedan degenerar en huracán de revolución, entonces habrá llegado el momento de sacar a pasear a sus mastines para intentar por la fuerza parar lo inevitable. Hay que permanecer en guardia, pero de momento no parece probable porque los intereses del Mercado, circulan por otros caminos. En cualquier caso nunca se sabe…
Como decía hace unas líneas, la imprevisibilidad define nuestro presente y hace que casi cualquier cosa, por absurda o improbable que parezca, acabe siendo posible; consecuentemente, lo que parecería mas lógico suponer acaba por convertirse en lo más improbable.
Así las cosas, resulta difícil situarse frente a lo inmediato. En España nos aguarda un año de jolgorio electoral de todo tipo: municipal, autonómico, general…. Y todo ello en un paisaje en el que las dos Españas continúan varadas en la Historia electoral, incluso porcentualmente (fifty – fifty) hoy como ayer, entre la derecha más fascista y la derecha socialdemócrata acomodada a las necesidades actuales del capitalismo, suele haber un recurrente empate técnico, de manera que, salvo contadas excepciones, la victoria electoral se dirime –Ley d’Hondt mediante – por uno o dos escaños.
Así las cosas, ante la disyuntiva de que te den una bofetada o dos, Quizás lo más sensato sería abstenerse de votar, de participar en la gran ceremonia de la confusión que no lleva a otra cosa que al mantenimiento de un statu quo cada vez más insoportable y dedicarse a pelear en las calles y en los muchos colectivos y centros sociales donde, desde abajo y de manera radical, se intenta cambiar la realidad para mejorar las condiciones de vida de las personas.
Un proceso más lento pero seguramente más digno y efectivo.