Trampas y miserias del lenguaje “político”

La Veranda de Rafa Rius

La plaza de toros de Valencia, pertenece al territorio mítico del Partido Popular. En ella han lidiado y triunfado con sus mejores verborreas personajes y personajillos como Zaplana, Camps, Aznar o Rajoy. Recientemente, como guinda final de su gira para reforzar un liderazgo amenazado por el imparable ascenso de la popularidad demagógica de Isabel Díaz Ayuso traducida en votos, Pablo Casado , ante la amenaza de más que probable cumplimiento, de pasar a la historia como Casado I el Efímero, ha vuelto a recurrir al talismán de la plaza de toros de Valencia para escenificar un acto masivo de afirmación.

Es sabido que el campo semántico del lenguaje político es propicio al disfraz y el enmascaramiento así como al estilo indirecto, y los recursos expresivos, frecuentemente en forma de litote (no voy a decir que eres un corrupto, no, no lo voy a decir…) con todo lo cual, la lectura entre líneas se impone y el subtexto se convierte en la parte sustancial del texto. El acto taurino abundó en ejemplos reveladores. Veamos algunos de ellos:

* “Menos tonterías de ‘matria’ y ‘niñes’ y más defender el empleo femenino y su autonomía personal» . Traducción: Utilicemos los excesos del lenguaje “progre” políticamente correcto para ridiculizarlo y de paso dar la impresión de que hemos olvidado las ideas acerca de la mujer de la Sección Femenina de la Falange que poco a poco ya iremos reintroduciendo. Todo se andará.

* “Eliminaremos la Ley Celáa, los niños son de los padres y de nadie más». Traducción: Los padres son los amos y señores del destino de unos hijos que no deben tener ninguna opinión ni capacidad de decisión sobre lo que les afecta. Hay que encarrilarlos en los valores de Dios Patria y Rey, que si no, se tuercen y luego no hay quien los recupere para la causa. Deben dar religión y catecismo. ¿Dónde se ha visto eso de una escuela laica?

* “Aprobaremos una Ley de concordia que dejará sin efecto las leyes de memoria histórica y servirá para reivindicar la Transición y la reconciliación entre los españoles”. Traducción: Que se olviden de hacernos gastar dinero en chorradas de fosas y cunetas. Cuando acabaron así, es porque algo habrían hecho. Hablemos de concordia y reconciliación, que eso siempre suena bien y de paso, hagamos memoria de la Transición, que esa sí que nos salió redonda.

Hasta aquí algunas de las perlas de Casado. Y para acabar, la perla final del evento a cargo de Díaz Ayuso. Cuando se ventea el olor de la sangre en la que se prevé encarnizada lucha entre Casado y Ayuso por el liderazgo del PP, las palabras de la presidenta de la Comunidad madrileña pretendían resolver cualquier duda al respecto del incondicional respaldo a Casado y de sus intenciones sobre un posible asalto a la presidencia del partido. Un texto «muy pensado», según el equipo de la presidenta. De hecho, según confesó, lo llevaba escrito. Decía así: «Tengo meridianamente claro dónde está mi sitio y sé que mi sitio es Madrid y que daré lo mejor para Madrid porque Madrid es España y porque necesitamos que tú llegues a ser el presidente del Gobierno (…) «Mi proyecto siempre ha sido el tuyo, no se entiende esta historia de otra manera». Traducción:  Pues sí, sí que es de temer que se entienda de otra manera, diciendo en clave lo contrario de lo que expresan sus palabras: cuanto más énfasis en la afirmación, más evidente resulta la negación. En el momento en que sus asesores consideren oportuno, cuando estén más cerca las elecciones, la Ayuso alegará causa de fuerza mayor, que se lo han pedido y no se ha podido negar… o cualquier otra excusa de las habituales y anunciará su candidatura, para salvar al PP, a España o al mundo si se tercia.

Aparte del hecho apuntado y suficientemente probado de que cuando cierta gente niega determinada cuestión, hay que entenderlo como una afirmación de la misma, la presidenta madrileña lo enfocaba en una doble dirección. De una parte, vendía a los madrileños el que estaba volcada en su bienestar y en la defensa de sus intereses porque para eso la habían elegido (y de paso protegía su retaguardia por si las cosas le salían mal) de otra parte, subyacía en sus palabras el hecho implícitamente sugerido de que el ámbito autonómico se le había quedado estrecho y que se sentía llamada a más altos destinos.

Casado no tenía otra alternativa que permitir el aliento en el cogote de Díaz Ayuso y sus espurias declaraciones de fidelidad. Ya decía Sun Tzu en El Arte de la Guerra: “Ten cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos”; a pesar de lo cual, tal vez el espectáculo valenciano no le haya servido de mucho, únicamente a la espera de que algún suceso salvador en los próximos dos años, interrumpa la lógica de los acontecimientos. De no ser así y vistas las inconsecuencias del actual Gobierno, es muy de temer que en la próxima legislatura veamos a Díaz Ayuso en la Moncloa.

 

Que los dioses del azar no lo permitan.

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