La Veranda de Rafa Rius
“Qui perd els origens perd la identitat”
Raimon Pelegero
Sabemos que el suflé, sube, sube… y si se cocina bien, si está bien hecho, queda muy aparente. Si no, se espachurra y es un desastre.
El suflé de PODEMOS, parece ser que hay consenso en que se infló –por tiempo y oportunidad- a partir del 15M. En estos momentos, tiene todo el aspecto de un suflé desinflado. Subió muy deprisa al amparo de los que, tras el 15M pensaban que la vía parlamentaria era la salida más lógica y operativa para canalizar su indignación frente a una crisis que ponía en evidencia el hecho de que, quienes la habían provocado eran sus máximos beneficiarios. El nuevo partido, que no tenía militantes sino “inscritos”, prometía en su Congreso “no tomar el cielo por consenso sino por asalto” a través de un funcionamiento horizontal y una toma de decisiones de abajo arriba. Las plazas y jardines de pueblos y ciudades se llenaron de “círculos” de entusiastas… que en estos momentos se han perdido en la niebla del olvido. Las decisiones se toman donde se han de tomar: Un Secretario General, 17 Secretarios Autonómicos y un “Consejo Ciudadano Estatal” de 62 miembros, a modo de Politburó o Comité Central del partido, cuyas decisiones hasta ahora ¡Oh casualidad!, siempre han coincidido con las del amado líder. Como vemos, nada nuevo respecto al funcionamiento de los viejos partidos de “la casta”. El suflé se ha arrugado, se ha verticalizado por completo y las perspectivas según bastantes indicios y encuestas, no son excesivamente halagüeñas.
Por centrarnos en la actualidad más inmediata, algunos aspectos de su acontecer interno lo denotan. Como no podía ser menos, el detonante del desencanto -que no su causa primera- ha sido Catalunya. Veamos: En Madrid han descabalgado del grupo dirigente a Carolina Bescansa, una histórica de primera hora en la formación morada. Ha sido sustituida, como tampoco podía ser menos, por Irene Montero, portavoz y estrella emergente del partido. Bescansa, en unas declaraciones de pasillo, sostenía que el proyecto PODEMOS era netamente español y por tanto, no debería andarse con ambigüedades respecto al Procés independentista catalán. El politburó dirigente, aparte de seguir nadando entre dos aguas y seguir templando gaitas respecto a la cuestión catalana, alega para la defenestración de la Sra. Bescansa que debería haberlo manifestado en los órganos internos ad hoc y no airearlo públicamente para que el personal se entere de la diversidad de criterios en el partido. Transparencia, creo que llaman a eso.
La propuesta oficial para Catalunya está muy clara: Ni sí ni no, sino todo lo contrario. Tienen derecho a decidir, siempre que no abandonen la sagrada patria española. Postura ambigua donde las haya que en el País Valencià ya les ha dado más de un disgusto, tanto entre ellos como con sus compañeros de coalición. Acto seguido, han sustituido el veterano Antonio Montiel –sin que los “círculos” hayan dicho esta boca es mía- por haber cometido el grave error de alinearse con la corriente de Errejón, perdedora en Vistalegre II, por otro Antonio, esta vez Estañ, mucho más dócil a la obligada obediencia Pablista.
Así las cosas, quizá sería bueno utilizar el flash back de las hemerotecas. Si volvemos la vista cinco años atrás, nos encontramos con un grupo de gente que, frente a la pérdida de fuerza del 15M tras el abandono de las plazas, vislumbra la posibilidad de crear una nueva formación política que catalice esa energía y la reconduzca al redil electoral de lo políticamente correcto. Mucha gente creyó firmemente en el proyecto.
Ahora, cinco años y muchas decepciones después, un buen número de los cientos de miles de personas que en su día confiaron y hasta se ilusionaron con PODEMOS, se encuentra desorientado por un supuesto partido de una supuesta “nueva política” que en sus usos y actuaciones reproduce sospechosamente las maneras de lo que en un tiempo llamaban “la casta” de la vieja política, de la que ellos mismos forman parte cada vez más.
PODEMOS ha perdido sus orígenes y con ellos su identidad.
Pero si es el viejo cuento de siempre, desde circulos universitarios, o movimientos emergentes de la pequeña y media burguesía se monta una historia para ofrecerse como recambio de los viejos y aquilosados partidos del sistema. Una pretendida «Democrácia» de nuevo cuño es la que venden, pero hay un grave problema. ¿Hay por ahí alguien que se la compre, quienes son todos estos individuos o individuas que intentan vender un Leninismo travestido como sustituto de un sistema corrupto y asquerosamente capitalista y clasista. Ojalá surgiera una necesidad en el pueblo de acabar con todos estos tahúres y vividores y se pusiera manos a la obra, por encima de partidos, sindicatos de toda indole o radios Libertarias, que a lo más que llegan es a defender su «Statu-Quo» ( si no eres capaz de gobernarte, sin duda saldrán innumerables catervas de carroñeros con el endiablado propósito de gobernarte, adoctrinarte y en definitiva someterte y someterse es morir…
Se me olvidó firmar el anterior comentario. Soy Emili Justicia