La Veranda de Rafa Rius
“Pues aunque el resplandor que en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas,
aunque nada pueda hacer volver la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores…”
William Wordsworth
En la genial película de José Luis Cuerda “Amanece que no es poco” (mucho menos surrealista y más real de lo que aparenta), en el pueblo donde todos eran “muy de William Faulkner”, en un momento dado, los vecinos enfervorizados vitoreaban al alcalde al grito de: “¡Todos somos contingentes pero tú eres necesario!” Recordaba esta escena cuando días atrás escuchaba a diversos dirigentes de PODEMOS hablar del incuestionable liderazgo de Pablo Iglesias. Carolina Bescansa, en una entrevista, tras sostener que nadie era imprescindible, rectificaba haciendo una excepción: todos eran sustituibles menos el compañero Pablo. Por su parte, Juan Carlos Monedero, que no se cansa de repetir que no ostenta ningún cargo orgánico pero no por ello deja de arrimar el ascua a su sardina aprovechando su tirón mediático, se dedica a opinar sobre el tema en un tono desgarradoramente apocalíptico y con aroma a chantaje: “Si cae Pablo Iglesias, cae PODEMOS”.
Murió Hugo Chávez, incluso murió Fidel Castro; por aquí, Felipe González sigue enredado en sus oscuras intrigas partidistas y sus lucrativas asesorías… daba la impresión que con ellos habían desaparecido los últimos líderes carismáticos, imprescindibles y perennes. Pues no, al parecer, según algunos mandamases de su partido, Pablo Iglesias se apresta, tras su próxima Asamblea Ciudadana (eufemismo por Congreso) a convertirse en el líder necesario, esencial, insustituible, insoslayable, inamovible, inextinguible… y no se me ocurren más adjetivos, pero por ahí anda la cosa.
Un movimiento político que nació para remover las estancadas y pestilentes aguas de la vieja política española, para orear los trapos sucios de un sistema putrefacto, lleva camino de convertirse en un títere más del gran guiñol tragicómico parlamentario y por supuesto, con un líder incuestionable en su vértice. Se trata de olvidar antiguas veleidades horizontalizantes y circulares, que ya han cumplido su función de vender la burra y han devenido una complicación inservible a sus propósitos de convertirse en un partido “comme il faut”, “como Dios manda” que diría el compañero Rajoy. Una vez desmantelada -con mucho amor- la tímida oposición de Errejón que parece que terminará aceptando su papel de primer escudero y de los anticapitalistas que se saben minoría y terminarán pactando para quedar en un lugar aceptable, nada se interpone en el asalto a los cielos del Guía Supremo. Todos los afiliados y simpatizantes de PODEMOS son contingentes pero Él, como el alcalde de J. L. Cuerda, es necesario.
¿Dónde están las nieves de antaño, dónde el esplendor en la hierba y la gloria en las flores? ¿Dónde los círculos, la horizontalidad y las decisiones por consenso? ¿Dónde quedó la herencia -parlamentaria, por supuesto- del 15M? Tal parece que todos esos momentos se perderán en el tiempo; como lágrimas en la lluvia.
Esperemos y deseemos que Vistalegre Dos no acabe convertido en Vistatriste Uno.