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Veo veo (Fragmento de diálogo apócrifo entre el filósofo cínico Diógenes Laercio y su supuesto discípulo Phalón de Siracusa)

La Veranda de Rafa Rius

“Hay una ciudad llamada Pera, en medio de una niebla oscura como el vino, hermosa y fértil, completamente escuálida, que no posee nada, adonde ningún loco navega, donde no hay parásito ni libertino que disfrute con el trasero de una prostituta, pero allí hay tomillo y ajo, higos y panes que no son causa de que los habitantes guerreen entre sí, ni de que tomen las armas para obtener beneficio y fama.” Crates de Tebas.

Como vemos en esta cita de Crates, el concepto de decrecimiento, no lo ha inventado esta crisis. Los filósofos cínicos (se llamaban a sí mismos kinikós: perros) tienen todavía mucho que enseñarnos. Uno de sus métodos preferidos de aprendizaje era la mayéutica, es decir, el diálogo al modo de Sócrates en el que maestro y discípulo discurrían en torno a una serie de preguntas. He aquí uno de estos diálogos, bastante apócrifo, por cierto, con el pretexto del viejo juego del veo, veo.

Diógenes: Veo, veo.

Phalón: ¿Qué ves, maestro?

D: Una cosita.

Ph: ¿Con qué letrita?

D: con la “R”

Ph: Rabanero, rácano, rajao, rancio, raposo, rata, rastrero…

D: No vale, que esos son adjetivos y no se ven.

Ph: Pues… a ver… ¡Ya sé! Revolución. ¡Oh revolución, que gran palabra! Al solo eco de su nombre se despiertan las conciencias. La esperanza desborda el corazón de los humanos y las ansias de lucha por conseguir un mundo más justo sacan a la calle a las personas, prestas a construir barricadas y enfrentarse al opresor…

D: “Revolución, que gran palabra”… y tú que gran ingenuo. Hablar de Revolución es contrarrevolucionario. Quien habla de Revolución llena de mierda su boca. Se engaña a sí mismo y a quienes le presten atención. De Revolución hablaban Lenin, Mao y Federica Montseny. Los unos acabaron en la jefatura de un Estado y la otra, más humilde, en un Ministerio.

He tenido la suerte de conocer compañeros y compañeras que se partieron el pecho en las colectividades libertarias durante la Guerra Civil Española y jamás les oí hablar de Revolución: se limitaban a hacerla en la medida de sus fuerzas y así construyeron una de las más hermosas experiencias colectivas que ha conocido la Historia. Sólo habla de Revolución quien es incapaz de hacerla y la utiliza como coartada para ocultar todas sus carencias personales; quien, incapaz de mirar de frente a sus propias contradicciones, utiliza la Revolución como panacea verbal que justifique su ineptitud para hacerla con su propia vida. No lo olvidemos, Phalón, aceptar nuestras contradicciones para intentar superarlas, llevar nuestra vida personal con entereza y de manera lo más acorde posible con nuestra forma de ver y entender el mundo, es el paso previo inexcusable para intentar cambiar algo a nuestro alrededor.

Todas las Revoluciones que en el mundo han sido, incluidos los intentos que se han hecho desde el campo libertario, han acabado en el más absoluto desastre, entre otros variados motivos, por el empeño ciego y suicida de querer empezar la casa por el tejado. Estoy más que harto de ver personas, firmes e inflexibles partidarias de lo que ellas llaman Revolución –yo todavía no he podido dilucidar con exactitud a que se refieren- cuyos comportamientos cotidianos y actitudes personales son lo más opuesto imaginable a aquello que dicen defender, con el agravante de su incapacidad para la autocrítica y la reconsideración de sus posturas. Tal parece que todo su andamiaje ideológico lo tengan sujeto con tan finos hilos que se niegan a poner en duda la más nimia de sus certezas, no fuera a ser que se les vinieran abajo todos los palos del sombrajo superestructural que se han montado.

Las Revoluciones que merecen la pena son las que se hacen de dentro hacia fuera. Empiezas en ti mismo y acabas… allá donde tus fuerzas te permitan llegar. Tu capacidad de transformar el mundo está en relación directa con la capacidad de transformar tu mundo. Predica con el ejemplo y tus convicciones se irán extendiendo como el aceite: silenciosamente y dejando huella. Todo lo demás son brindis al sol, mi querido Phalón.

1 COMENTARIO

  1. Me parece un texto extraordinario,muy a corsé en los tiempos en los que nos ha tocado vivir.
    Enhorabuena a todos,hacéis una radio estupenda y una labor social,magnifica.
    Salud!

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