Esa caja negra que llamamos estado
El Vaivén de Rafael Cid Algunos historiadores sitúan el nacimiento de la economía como disciplina propia en la obra La fábula de las abejas, escrita por el médico belga Bernard de Mandeville en 1714, o sea 62 años antes de…
Layo y Edipo: Las difíciles relaciones entre estado y capital
Partamos de una hipótesis: a principios del siglo XXI, sólo se puede ser anticapitalista desde una anarquía sin etiquetas. Dicho de otro modo: sólo se puede luchar contra la dictadura del capital a partir de las contradicciones que éste genera en el seno de la estructura estatal. Veamos.
Agustín García Calvo en Sol
Sois la alegría, es la alegría de lo inesperado, de lo no previsto, ni por parte de las autoridades y gobiernos, ni por parte de los partidos de cualquier color, verdaderamente imprevisto: vosotros mismos o casi todos, hace unos pocos meses o semanas, tampoco lo preveíais que pudiera surgir. Aunque esto es así, la alegría es lo inesperado y no hay otra alegría, no hay futuro, como repetiré ahora, sin embargo voy a decir algo que parece contradictorio, que es que yo estaba esperando esto desde hace cuarenta y tantos años, cuarentayséis.
La sociedad contra el Estado, al fin
Hablar de uno mismo, aunque sea en el orden de las ideas, siempre es una horterada. Pero guión obliga. Porque las múltiples crisis (políticas, económicas, financieras, sociales, éticas y medioambientales) que gravitan sobre el sistema están demostrando lo acertada de la histórica aversión del anarquismo al Estado. Ha bastado una situación de emergencia generalizada para que el artefacto Estado, tan bendecido por conservadores y radicales, rojos y azules, haya mostrado su bruñida calavera: como imagen filantrópica para la gente en tiempos de normalidad y como espadón de los poderosos para el control social en momentos de excepción. El Estado Leviatán de Hobbes puesto al día al servicio del dinero.