El curita y la alcaldesa; vamos a por más
Paquito y Ritita se frotan las manos. Una vez más tienen cerca el presupuesto calentito de valencianas y valencianos. En menos de un mes podrán seguir repartiéndose el dinero que se ahorran con los barracones de los colegios públicos, los porcentajes de las constructoras, los contratos “partidos”, el desguace de la sanidad, el derribo de El Cabanyal, el tocomocho Calatrava. No tienen dignidad; no la quieren, no cotiza en la bolsa electoral (tampoco es raro). Lo que si tiene valor es mentarle los muertos al enemigo, da igual que sea el abuelo de Zapatero, ejecutado en León, o los enterrados en el cementerio de Valencia. Mucho valor. Y un gran cuajo.
El curita y la alcaldesa; tenemos un marrón
Siguiendo el rastro de la arcana norma energética a la que rimara Valle unas prosas de apologética, y las luces de los puticlubs con aparcamiento para mil coches, se observa el hormigueante ir y venir de los billetes manchados de polvo, sudor y babas.
El curita y la alcaldesa; durante toda tu vida, hijo de puta…
En el puerto de Altea, en un yate, a cinco minutos de la casa de Zaplana, a siete del chalet de Alvarito, aparecen pruebas contundentes. Contabilidades en Alicante y Barcelona; fichas de la gran partida que sirven lo mismo para negociar con interior que para tumbar a un juez. En la diócesis de Orihuela el periódico quema. Hacen falta más cortafuegos. Radio Liberty llamando a Cartagena. Marchando una de michirones.