Escrito antes de la invasión rusa y publicado en Mondaymatin#329, 7 de marzo de 2022. Enviado por una compañera libertaria francesa de “les Gilets Jaunes”
(dada su extensión, lo publicaremos en dos entregas)
Este artículo fue escrito por anarquistas, antiautoritarios y antifascistas ucranianos poco antes de la invasión rusa, que comenzó el 24 de febrero. Repasa los acontecimientos de los últimos años, desde el levantamiento de Maidan de 2013 hasta la guerra en Donbass de los últimos ocho años, pasando por el desarrollo de la extrema derecha en Ucrania y las amenazas de invasión cada vez más urgentes en los últimos meses. Los editores vuelven en particular a su intento de desarrollar un movimiento libertario, autónomo y antifascista, opuesto tanto a los movimientos neonazis ucranianos, a la izquierda pro-Putin, como a oponerse concretamente a la invasión rusa del territorio ucraniano. Este texto elaborado colectivamente, en el que los escritores no ocultan sus propias diferencias (en particular en lo que se refiere a los vínculos a mantener con la Unión Europea y la OTAN), permite comprender un contexto y captar la forma en que ciertos participantes en los movimientos en Ucrania analizan las luchas y la guerra en curso.
El artículo, escrito el mes pasado, termina con la amenaza de una invasión de Ucrania por parte del ejército ruso y presenta las diversas formas en que los anarquistas ucranianos pueden oponerse. Desde entonces, los anarquistas y antifascistas ucranianos decidieron tomar las armas contra el ejército ruso. Están agrupados en un batallón llamado Чёрный штаб (The Black Head Quarter, cuartel general negro), que federa diferentes colectivos, incluidos Hoods Hoods Klan (activistas antifascistas dentro de la escena hardcore-punk ucraniana), o RedVia (para Acción Revolucionaria, colectivo y medios comprometidos que se dicen anarquistas y de acción directa). También se formaron varios otros batallones anarquistas separados, que funcionaban como tales. Estos diferentes grupos son reconocidos como componentes de la Defensa Territorial (reserva del ejército ucraniano). A algunos de ellos se unieron además voluntarios de otros países, incluidos rusos y bielorrusos. Este texto fue producido colectivamente por varios activistas antiautoritarios activos en Ucrania. No representamos a una sola organización. Nos hemos unido para escribir este texto y prepararnos para la posibilidad de una guerra. Además de nuestro colectivo de escritores, el texto fue editado por más de diez personas, incluidos participantes en los eventos descritos en el texto, periodistas que verificaron la exactitud de nuestras afirmaciones y anarquistas de Rusia, Bielorrusia y de Europa. Hemos recibido muchas correcciones y aclaraciones para que nuestro texto sea lo más objetivo posible.
Si estalla la guerra, no sabemos si el movimiento antiautoritario sobrevivirá, pero intentaremos asegurarnos de que así sea. De todos modos, este texto es un intento de compartir la experiencia que hemos acumulado. En este momento, el mundo está discutiendo activamente la posibilidad de una guerra entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, debemos precisar, y volveremos sobre esto, que esta guerra se lleva a cabo desde 2014.
EL MOVIMIENTO MAIDAN EN KIEV
En 2013, comenzaron las protestas masivas en Ucrania, provocadas por las palizas por parte de Berkut (fuerzas antidisturbios policiales) a los estudiantes que protestaban después de que el entonces presidente Viktor Yanukovych se negara a firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea. Esta paliza colectiva hizo que muchos segmentos de la sociedad se unieran al movimiento. Para todos quedó claro que Yanukovych se había excedido y las protestas finalmente llevaron al presidente a huir.
En Ucrania, estos sucesos se conocen como “la revolución de la dignidad”. Sin embargo, el gobierno ruso lo presenta como un golpe nazi y un complot del Departamento de Estado de EE.UU. Los propios manifestantes formaron una aleación muy heterogénea: de hecho, había activistas de extrema derecha con sus símbolos, líderes liberales que hablaban de los valores europeos y la integración de la UE, ucranianos comunes que protestaban contra el gobierno y algunos izquierdistas. Los sentimientos antioligárquicos dominaron entre los manifestantes, mientras que algunos oligarcas que se oponían a Yanukovych apoyaron el movimiento.
Estos oligarcas se opusieron a Yanukovych en parte porque él y su séquito habían tratado de monopolizar las grandes empresas durante su mandato. En otras palabras, para estos oligarcas, el movimiento representó una oportunidad para salvar sus negocios. Además, muchos representantes de las medianas y pequeñas empresas participaron en el movimiento porque Yanukovych y su pandilla no les permitían trabajar libremente y los extorsionaban. A la gente común le molestaba el alto nivel de corrupción y el comportamiento arbitrario de la policía. Los nacionalistas que se opusieron a Yanukovych por ser un político prorruso aumentaron significativamente su influencia. Los expatriados bielorrusos y rusos finalmente se unieron a las protestas, viendo a Yanukovych como amigo de los dictadores bielorruso y ruso, Alexander Lukashenko y Vladimir Putin.
Si habéis visto videos del movimiento Maidan, podéis haber notado que el nivel de violencia era alto; los manifestantes no tenían dónde retirarse, por lo que se vieron obligados a luchar hasta el amargo final. Los Berkout envolvieron sus granadas en nueces que causaron heridas de metralla, especialmente en los ojos, después de la explosión; muchos de los manifestantes resultaron heridos de esta manera. En las etapas finales del conflicto, las fuerzas de seguridad usaron armas militares y mataron a 106 manifestantes. En respuesta, los manifestantes fabricaron granadas y explosivos improvisados y llevaron armas de fuego al Maidan. Los cócteles molotov fueron hechos por lo que parecían pequeñas divisiones de activistas.
Durante el movimiento de Maidan en 2014, las autoridades utilizaron mercenarios (conocidos como “titouchky”, un término para hooligans pagados por el gobierno), les proporcionaron armas, los coordinaron y trataron de utilizarlos como una fuerza leal organizada. Se produjeron muchos enfrentamientos entre los manifestantes y ellos, con el uso de palos, martillos y cuchillos.
Contrariamente a la opinión de que Maidan era una ‘manipulación de la UE y la OTAN’, los partidarios de la integración europea habían pedido una manifestación pacífica, burlándose y desestimando a los manifestantes más politizados, tildados de títeres.
Tanto la UE como EE. UU. criticaron las ocupaciones de edificios gubernamentales. Por supuesto, las fuerzas y organizaciones ‘pro-occidentales’ participaron en el movimiento, pero no lo controlaron por completo. Varias fuerzas políticas, incluida la extrema derecha, tomaron parte activa en este movimiento y trataron de presentar su propia estrategia. Rápidamente se reorientaron y se constituyeron en fuerzas organizadas, constituyendo los primeros destacamentos de combate, abiertos a todos. Sin embargo, ninguna fuerza fue exclusivamente dominante. Sobre todo, los libertarios estábamos por una movilización espontánea dirigida contra el régimen corrupto e impopular de Yanukovych. Probablemente podamos clasificar el movimiento de Maidan entre las muchas “revoluciones robadas”. Los sacrificios y esfuerzos de decenas de miles de personas comunes fueron usurpados por un puñado de políticos que los instrumentalizaron para luchar por su camino hacia el poder y el control de la economía.
EL PAPEL DE LOS ANARQUISTAS EN LAS PROTESTAS DE 2014
Aunque la historia de los anarquistas en Ucrania es larga, durante el gobierno de Stalin, cualquier persona relacionada con los anarquistas de alguna manera, fue suprimida y el movimiento se extinguió. Por lo tanto, la transmisión de la experiencia revolucionaria se interrumpió por un tiempo. El movimiento anarquista comenzó a recuperarse en la década de 1980 gracias al esfuerzo de los historiadores que hicieron posible su redescubrimiento. Luego, en la década de 2000, el anarquismo volvió a experimentar un gran auge gracias al desarrollo de culturas alternativas y al antifascismo. Sin embargo, en 2014, el movimiento anarquista aún no estaba en condiciones de afrontar los importantes desafíos históricos que debía afrontar.
Antes de que comenzaran las protestas de 2014, los anarquistas eran individuos aislados o activistas dispersos en pequeños grupos. Pocos llegaron a afirmar que el movimiento debía organizarse con un fin revolucionario. Entre las organizaciones conocidas que se estaban preparando para tales eventos, podemos citar la Confederación Revolucionaria de Anarcosindicalistas de Makhno (CRAS de Makhno). Sin embargo, esta organización se disolvió después de los primeros disturbios, sin que sus miembros desarrollaran una estrategia en el contexto de la nueva situación que enfrentaban.
Podríamos comparar los sucesos de Maidan a una situación en la que estamos en casa, frente a fuerzas especiales que aterrorizaban y a las que debíamos responder con decisión, pero con un arsenal limitado a unas pocos temas de punk-rock, libros centenarios y, al menos, la experiencia de participar en el antifascismo callejero y en los conflictos sociales locales. Así que la situación era muy confusa y la gente estaba tratando de averiguar qué estaba pasando. En ese momento, no fue posible desarrollar una visión unificada de la situación. La presencia de la extrema derecha en las calles disuadió a muchos anarquistas de apoyar las protestas, ya que no querían estar del mismo lado de la barricada que los nazis. Esta situación desató una viva controversia dentro de la red anarquista, con algunas personas acusando de fascismo a quienes decidieron unirse al movimiento Maidan. Los anarquistas que participaron en las protestas se opusieron a la brutalidad policial, así como al propio Yanukovych y su postura prorrusa. Sin embargo, no estaban en condiciones de ejercer una influencia significativa en las manifestaciones.
En resumen, los anarquistas participaron en la revolución de Maidan individualmente y en pequeños grupos, principalmente a través de iniciativas espontáneas y no organizadas.
Después de un tiempo, decidieron cooperar y formar su propia división, un grupo de combate de 60 a 100 personas. Pero durante el registro del destacamento (un procedimiento obligatorio en Maidan), los anarquistas, superados en número, fueron dispersados por los participantes armados de extrema derecha. Los libertarios permanecieron en el movimiento, pero ya no intentaron crear grupos organizados sustanciales. Entre los asesinados en el Maidan estaba el anarquista Sergei Kemsky quien, irónicamente, fue celebrado como un héroe de Ucrania después de su muerte. Fue abatido por un francotirador durante el movimiento más fuerte del enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. Durante las manifestaciones, Sergei había hecho un llamamiento a los manifestantes titulado “¿Oyes, Maidan? en el que planteó diferentes propuestas para el desarrollo de la revolución, con énfasis en la democracia directa y la transformación social.
El conflicto armado con Rusia comenzó hace ocho años, la noche del 26 al 27 de febrero de 2014, cuando hombres armados no identificados invadieron el Parlamento y el Consejo de Ministros de Crimea. Las armas que usaban, sus uniformes y su equipo eran rusos, pero no mostraban ningún símbolo del ejército ruso. Aunque Putin no reconoció oficialmente la participación de soldados rusos en esta operación, sin embargo lo admitió personalmente más tarde, cuando fue entrevistado en el documental de propaganda titulado “Crimea: Regreso a la Patria”. Aquí, lo que es importante entender es que durante la época de Yanukovych, el ejército ucraniano era muy débil y operaba en muy malas condiciones. Sabiendo que un ejército ruso regular de 220.000 hombres operaba en Crimea, el gobierno provisional ucraniano no se atrevió a hacerle frente. Después de la ocupación, muchos residentes sufrieron una represión que continúa hasta el día de hoy. Nuestros compañeros también están entre los reprimidos. Podemos mencionar algunos de los casos más conocidos: El anarquista Alexander Kolchenko fue arrestado junto con el activista a favor de la democracia Oleg Sentsov y trasladado a Rusia el 16 de mayo de 2014; fueron liberados cinco años después en un intercambio de prisioneros. El anarquista Alexei Shestakovich que fue torturado, asfixiado con una bolsa de plástico en la cabeza, golpeado y amenazado con represalias, logró escapar. El anarquista Evgeny Karakashev fue arrestado en 2018 por compartir información en la red social Vkontakte; todavía está detenido.
DESINFORMACIÓN
Se llevaron a cabo mítines prorrusos en ciudades de habla rusa cerca de la frontera con Rusia. Los participantes temían a la OTAN, a los nacionalistas radicales ya la represión dirigida a la población de habla rusa. Después del colapso de la URSS, muchos hogares en Ucrania, Rusia y Bielorrusia estaban unidos por lazos familiares, pero los acontecimientos de Maidan provocaron una profunda ruptura en las relaciones personales. Los que seguían la televisión rusa fuera de Kiev estaban convencidos de que una junta nazi había tomado el control de Kiev y que la población de habla rusa estaba siendo purgada. Rusia lanzó una campaña de propaganda cuyo mensaje era: los ‘verdugos’, es decir, los nazis, vienen de Kiev a Donetsk, quieren destruir a la población de habla rusa (incluso si Kiev es también una ciudad predominantemente de habla rusa…) En su labor de desinformación, los propagandistas utilizaron fotografías de extrema derecha y difundieron todo tipo de noticias falsas. Durante los combates, surgió lo que se convertiría en una de las falsificaciones más famosas: la televisión rusa afirmó falsamente que un niño de tres años había sido atado a un tanque y arrastrado por la carretera. En Rusia, esta noticia se transmitió en canales federales y se hizo viral en Internet.
Consideramos que en 2014 la desinformación jugó un papel clave en el desarrollo del conflicto armado: algunos habitantes de Donetsk y Luhansk tenían miedo de ser asesinados. Entonces tomaron las armas y llamaron a las tropas de Putin.
CONFLICTO ARMADO EN UCRANIA ORIENTAL
“Se ha disparado el detonador de la guerra”, dijo Igor Girkin, coronel del FSB (la agencia de seguridad estatal, sucesora de la KGB) de la Federación Rusa. Girkin, como partidario del imperialismo ruso, había decidido radicalizar las protestas prorrusas. Cruzó la frontera con un grupo de rusos armados y, el 12 de abril de 2014, se apoderó de un edificio del Ministerio del Interior en Sloviansk para apoderarse de armas. Las fuerzas de seguridad prorrusas comenzaron a unirse detrás de Girkin. Cuando comenzó a difundirse información sobre estos grupos armados, Ucrania lanzó una operación antiterrorista. Parte de la sociedad ucraniana, decidida a proteger la soberanía nacional y consciente de la debilidad del ejército, puso en marcha un vasto movimiento de voluntarios. Aquellos que eran al menos competentes en asuntos militares se convirtieron en instructores o formaron batallones de voluntarios. Algunas personas se unieron al ejército regular o batallones de voluntarios como trabajadores humanitarios. Recaudaron fondos para comprar armas, alimentos, municiones, combustible, medios de transporte, etc. Los miembros de los batallones de voluntarios a menudo estaban mejor equipados que los soldados del ejército estatal. Estos destacamentos mostraron un gran sentido de solidaridad y autoorganización y realmente lograron reemplazar al Estado en su función de defensa del territorio, permitiendo así que el ejército regular (mal equipado) resistiera con éxito al enemigo.
Los territorios controlados por las fuerzas prorrusas comenzaron a disminuir rápidamente. Entonces, intervino el ejército regular ruso. Esta secuencia se puede resumir cronológicamente en tres puntos clave: El ejército ucraniano se dio cuenta de que las armas, los voluntarios y los especialistas procedían de Rusia. Como resultado, el 12 de julio de 2014, lanzaron una operación en la frontera entre Ucrania y Rusia. Sin embargo, durante la maniobra, el ejército ucraniano fue atacado por la artillería rusa y la operación fracasó. Las fuerzas armadas sufrieron grandes pérdidas. El ejército ucraniano intentó ocupar Donetsk. A medida que avanzaban, fueron rodeados por tropas regulares rusas cerca de Ilovaisk. Algunos de nuestros conocidos, que formaban parte de uno de los batallones de voluntarios, fueron capturados. Pudieron ver de cerca a los soldados rusos. Después de tres meses, regresaron como parte de un intercambio de prisioneros de guerra. El ejército ucraniano tomó el control de la ciudad de Debaltseve, donde hay un importante cruce ferroviario, lo que tuvo como efecto interrumpir la conexión directa entre Donetsk y Lugansk. En vísperas de las negociaciones entre Poroshenko (entonces presidente de Ucrania) y Putin, que se suponía iniciaría un alto el fuego duradero, las posiciones ucranianas fueron atacadas por unidades apoyadas por tropas rusas. El ejército ucraniano fue nuevamente rodeado y sufrió grandes pérdidas.
En el momento de redactar este informe (febrero de 2022), las partes acordaron un alto el fuego y dieron la orden de mantener “la paz y la tranquilidad”. Esta situación continúa, a pesar de que varias personas mueren cada mes en el contexto de numerosas violaciones del alto el fuego. Rusia niega la presencia de tropas regulares rusas y el suministro de armas a territorios no controlados por las autoridades ucranianas. Los soldados rusos que fueron capturados dicen que los pusieron en alerta para un simulacro, y solo cuando llegaron a su destino se dieron cuenta de que estaban en medio de una guerra, en Ucrania. Antes de cruzar la frontera, tuvieron que quitarse los símbolos del ejército ruso de sus uniformes, como lo habían hecho sus colegas en Crimea antes que ellos. En Rusia, los periodistas han descubierto cementerios de soldados caídos, pero se desconoce toda la información sobre sus muertes: los epitafios de las lápidas solo mencionan el año de su muerte, 2014.
PARTIDARIOS DE REPÚBLICAS NO RECONOCIDAS
La base ideológica en la que se apoyaban los opositores de Maidan también era diversa. Las principales ideas unificadoras se centraron en el rechazo a la violencia contra la policía y la oposición a los disturbios en Kiev. Las personas que se habían educado en la cultura, las historias, las películas y la música rusas temían la destrucción del idioma ruso. Los partidarios de la URSS y admiradores de su victoria en la Segunda Guerra Mundial, que creían que Ucrania debería alinearse con Rusia, resentían el ascenso de los nacionalistas ucranianos radicales. Los partidarios del Imperio Ruso también vieron las protestas de Maidan como una amenaza para el territorio del Imperio. Esta convergencia de ideales se resume en una foto que muestra una bandera que une los símbolos de la URSS, el Imperio Ruso y la victoria en la Segunda Guerra Mundial (la cinta de San Jorge). Uno podría retratar a estos oponentes como conservadores autoritarios, partidarios del viejo orden. El campo prorruso estaba formado por policías, empresarios, políticos y militares simpatizantes de Rusia, pero también por ciudadanos de a pie asustados por las noticias falsas sobre la persecución de los rusohablantes. En sus filas también había varios ultraderechistas, entre ellos patriotas rusos y diferentes tipos de monárquicos, imperialistas prorrusos así como la Task Force «Rusich» y la compañía militar privada «Wagner», que contaba en sus filas con el famoso el neonazi Alexei Milchakov, o Egor Prosvirnin, el recientemente fallecido fundador del medio nacionalista ruso “Sputnik & Pogrom”, y muchos otros. También se incluyeron izquierdistas autoritarios, que glorifican a la URSS y su victoria en la Segunda Guerra Mundial.
EL ASCENSO DE LA EXTREMA DERECHA EN UCRANIA
Como hemos descrito, la extrema derecha logró ganarse cierta simpatía durante el Maidan organizando unidades de combate y preparándose para enfrentarse físicamente a los Berkuts. La presencia de las armas de guerra les permitió mantener su independencia y obligar a otras tendencias a reconciliarse con ellos. A pesar del uso de símbolos nazis manifiestos como esvásticas, garras de lobos, cruces celtas y logotipos de las SS, ha sido difícil desacreditarlos. De hecho, la necesidad de luchar contra las fuerzas del gobierno de Yanukovych ha llevado a muchos ucranianos a defender la idea de cooperar con ellos. Después del movimiento de Maidan, la extrema derecha reprimió activamente las reuniones de las fuerzas prorrusas. Al comienzo de las operaciones militares, la extrema derecha ucraniana comenzó a formar batallones de voluntarios. Uno de los más famosos es el Batallón Azov. Al principio, solo estaba integrado por 70 combatientes; hoy es un regimiento de 800 efectivos con sus propios vehículos blindados, artillería, compañía de tanques y una escuela militar compatible con la OTAN. El Batallón Azov es una de las unidades de combate más efectivas disponibles para el ejército ucraniano. También hay otras formaciones militares fascistas, como la Unidad de Voluntarios Ucranianos «Sector Derecho» y la Organización de Nacionalistas Ucranianos, aunque menos conocidas. Como resultado de esto, la extrema derecha ucraniana se ha ganado una mala reputación en los medios rusos. Muchos ucranianos consideraron entonces que lo que se odiaba en Rusia debería convertirse en un símbolo de la lucha en Ucrania. Por ejemplo, el nombre del nacionalista Stepan Bandera, mejor conocido en Rusia como colaborador de los nazis, fue mencionado y reivindicado muy a menudo por los manifestantes de Maidan, por provocación y para burlarse de los discursos que reducen a Maidan a una conspiración. de la CIA y los nazis ucranianos. Algunos participantes en el movimiento de Maidan llegaron a llamarse a sí mismos «judeo-banderistas» para burlarse de los partidarios de las teorías de conspiración judeo-masónicas.
Con el tiempo, la provocación ha contribuido a un aumento de la actividad de extrema derecha. Los activistas de extrema derecha usan abiertamente símbolos nazis; Los partidarios ordinarios de Maidan afirman que ellos mismos son banderistas que comen bebés rusos, crean y comparten memes al respecto. La extrema derecha se abrió paso en la corriente principal: fue invitada a aparecer en programas de televisión y otras plataformas de medios corporativos, donde fue retratada como patriótica y nacionalista. Los partidarios liberales de Maidan eligieron bandos, diciendo que la presencia de nazis era solo una noticia falsa de los medios rusos. De 2014 a 2016, se vitoreaba a cualquiera que estuviera dispuesto a luchar, ya fuera un nazi, un anarquista, el capo de un sindicato del crimen organizado o un político que no cumplió ninguna de sus promesas. El auge de la extrema derecha se debió al hecho de que estaban mejor organizados en situaciones críticas y más capaces de asesorar a otros rebeldes sobre métodos efectivos de combate. Los anarquistas han jugado el mismo papel en Bielorrusia, donde también han logrado ganarse la simpatíade la gente, pero no en una escala tan significativa como la de la extrema derecha en Ucrania. En 2017, tras el inicio del alto el fuego, y a medida que disminuía la necesidad de combatientes, el SBU (Servicio de Seguridad de Ucrania) y el gobierno, cooptaron a la extrema derecha, encarcelando o neutralizando a cualquiera que significara “antisistema” o disidente.
Hoy, la extrema derecha sigue siendo poderosa, pero su popularidad es menor. Sus líderes están afiliados al SBU, la policía y la clase política; ya no representa una fuerza política verdaderamente independiente. Los debates sobre el problema de la extrema derecha surgen con mayor frecuencia dentro del campo democrático, donde muchas personas han desarrollado una comprensión de los símbolos y las organizaciones a las que se enfrentan, y han decidido no dejar de lado el problema.
ACTIVIDAD ANARQUISTA Y ANTIFASCISTA DURANTE LA GUERRA
Con el estallido de las operaciones militares, surgió la oposición entre los proucranianos y los que apoyaban a las llamadas República Popular de Donetsk y República Popular de Luhansk. Durante los primeros meses de la guerra, dentro de la escena punk se expresó un verdadero deseo compartido de «decir no a la guerra», pero esto no duró mucho. Ahora debemos analizar las posiciones pro-ucraniana y pro-rusa.
PRO-UCRANIANOS
Ante la falta de una organización masiva, los primeros voluntarios anarquistas y antifascistas se alistaron como combatientes individuales y aislados, como médicos militares o como voluntarios. Intentaron formar su propio escuadrón, pero por falta de conocimientos y recursos, este intento fracasó. Algunas personas incluso se unieron al Batallón Azov y la OUN (Organización de Nacionalistas Ucranianos). Las razones eran banales: se unieron a las tropas más accesibles. Como resultado, algunas personas se han movido hacia la extrema derecha. Las personas que no participaron en los combates recaudaron dinero para ayudar a recuperar a los heridos en el este y para la construcción de un refugio antibombas en un jardín de infancia cerca de la línea del frente. También podemos mencionar una okupación llamada “Autonomía” en Kharkiv, o la apertura de un centro social y cultural anarquista que, en ese momento, se centró en ayudar a los refugiados. Los animadores del centro proporcionaron alojamiento, abrieron un mercado libre de forma permanente, acogieron a los recién llegados, los orientaron y realizaron actividades educativas. Además, el centro social y cultural anarquista se convirtió en un lugar de discusiones teóricas. Desafortunadamente, el proyecto dejó de existir en 2018. Todas estas acciones fueron fruto de iniciativas dispersas, de personas y grupos particulares. No se desarrollaron como parte de una estrategia unificada.
Uno de los fenómenos más representativos de este período es el surgimiento de lo que fue una importante organización nacionalista radical: “Autonomnyi Opir” (resistencia autónoma). Comenzó a inclinarse hacia la izquierda a partir de 2012, y para 2014 se había movido tanto a la izquierda que algunos de sus miembros incluso se autodenominaban «anarquistas». Argumentaron su nacionalismo como una lucha por la “libertad” y un contrapeso al nacionalismo ruso, citando ejemplos zapatistas y kurdos. En relación con otros proyectos políticos en Ucrania, podrían verse como aliados, por lo que algunos anarquistas cooperaron con ellos. Otros criticaron este acercamiento y su propia organización. Miembros de la Resistencia Autónoma también participaron activamente en batallones de voluntarios e intentaron sembrar el “antiimperialismo” entre los militares. También defendieron el derecho de la mujer a participar en la guerra; miembros femeninos de la organización participaron en los combates. La Resistencia Autónoma también ayudó a los centros de formación para entrenar combatientes y médicos, se ofreció como voluntaria en el ejército y organizó el centro social «Ciudadela» en Lviv, en el que se alojaban los refugiados.
PRO-RUSO
El imperialismo ruso moderno se basa en la creencia de que Rusia es la sucesora de la URSS, no en términos de su sistema político, sino territorialmente. El régimen de Putin no ve la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial como un triunfo el comunismo sobre el nazismo,
sino como una victoria sobre Europa que muestra la fuerza de Rusia. En Rusia y los países que controla, la gente tiene menos acceso a la información, por lo que la maquinaria de propaganda de Putin no tiene que preocuparse por narrativas políticas elaboradas. La narrativa es básicamente esta: Estados Unidos y Europa estaban asustados por la fuerza de la URSS, Rusia es la sucesora de la URSS y todo el territorio de la antigua URSS es ruso. Los tanques rusos entraron en Berlín. Eso Significa que podemos hacerlo de nuevo y entonces le mostraremos a la OTAN quién es más fuerte. La razón por la que Europa se está pudriendo es que la expresión del movimiento gay y los inmigrantes no se controlan. La base ideológica que mantiene una posición prorrusa dentro de la izquierda es el legado de la URSS y su victoria en la Segunda Guerra Mundial. Mientras Rusia afirma que el gobierno de Kiev fue tomado por los nazis y una junta militar, los opositores al movimiento de Maidan se han descrito a sí mismos como luchadores contra el fascismo y la junta de Kiev. Esta marca despertó la simpatía de la izquierda autoritaria, por ejemplo, en Ucrania, de la organización Borotba. Durante los acontecimientos más importantes de 2014, primero adoptaron una posición leal al Estado ucraniano, antes de evolucionar hacia una posición prorrusa. En Odessa, el 2 de mayo de 2014, varios de sus activistas fueron asesinados en disturbios callejeros. Varios de sus miembros también participaron en los combates en las regiones de Donetsk y Luhansk, y algunos de ellos murieron allí. Borotba explicó sus motivaciones, presentando su posición como la voluntad de luchar contra el fascismo. Instaron la izquierda europea a solidarizarse con la ‘República Popular de Donetsk’ y la ‘República Popular de Lugansk’. Después de que la dirección de correo electrónico de Vladislav Surkov (estratega político de Putin) fuera pirateada, se reveló que los miembros de Borotba habían recibido fondos y estaban supervisados por los secuaces de Surkov.
Los comunistas autoritarios de Rusia defendieron las repúblicas separatistas por razones similares. La presencia de simpatizantes de extrema derecha en Maidan también ha motivado a antifascistas apolíticos a apoyar a las ‘Repúblicas Populares’. Una vez más, algunos de ellos participaron en los combates en las regiones de Donetsk y Lugansk, y algunos murieron allí. Entre los antifascistas ucranianos había antifascistas ‘apolíticos’, personas afiliadas a una contracultura que tenían una visión negativa del fascismo «porque nuestros abuelos lucharon contra él». Su comprensión del fascismo era abstracta: ellos mismos eran a menudo políticamente incoherentes, sexistas, homofóbicos, patriotas rusos, etc. La idea de apoyar repúblicas disidentes está muy presente en la izquierda europea. Entre sus seguidores se encuentran la banda de rock italiana ‘Banda Bassotti’ y el partido alemán Die Linke. Además de la recaudación de fondos, Banda Bassotti realizó una gira por ‘Nueva Rusia’: la región de Donbass y dentro del Parlamento Europeo, Die Linke apoyó el discurso prorruso de todas las formas posibles y organizó videoconferencias con activistas prorrusos, visitando Crimea y las repúblicas no reconocidas por Ucrania. Los jóvenes miembros de Die Linke, así como la Fundación Rosa Luxemburgo (la fundación del partido Die Linke), sostienen que esta posición no es compartida por todos los activistas, sino que es difundida por los miembros más destacados del partido, como Sahra Wagenknecht y Sevim Dağdelen.
La posición prorrusa no ganó popularidad entre los anarquistas. Entre las declaraciones individuales, la más visible fue la posición de Jeff Monson, un luchador estadounidense de MMA que luce tatuajes con símbolos anarquistas. Si antes se consideraba anarquista, ahora en Rusia, Jeff Monson trabaja abiertamente para el partido gobernante Rusia Unida y ahora es diputado en la Duma. Para resumir las razones del desarrollo del campo de la ‘izquierda’ prorrusa, observamos el trabajo de los servicios especiales rusos y las consecuencias de la debilidad ideológica. Después de la ocupación de Crimea, los empleados del FSB ruso se acercaron a los antifascistas y anarquistas locales en una serie de contactos, ofreciéndoles permitirles continuar con sus actividades, sugiriendo que de ahora en adelante incluyan en su agitación la idea de que Crimea debería ser parte de Rusia. . En Ucrania, hay pequeños grupos de información y activistas que se posicionan como antifascistas mientras expresan una postura predominantemente prorrusa; mucha gente sospecha que trabajan para Rusia. Su influencia es mínima en Ucrania, pero sus miembros sirven a los propagandistas rusos como «informantes». En la propia Rusia, dentro de la oposición, estamos presenciando la eliminación del movimiento anarquista y el surgimiento de comunistas autoritarios que expulsan a los anarquistas de la contracultura antifascista.
(Continuará. Por la traducción: Rafa Rius)