Carlos Divar ha vuelto a estar en boca de todos, a partir del momento en que se ha conocido la indemnización, más de doscientos mil euros, que va a recibir tras verse obligado a dimitir de su cargo. Por ello, creemos interesante recuperar tres textos breves escritos en los últimos meses por el compositor José Nieto a propósito del ex-presidente del Consejo General del Poder Judicial:
Justicia Divina
El ingeniero responsable de la construcción de un puente no podría declarar que para él era más importante la Ley de Dios que la ley de la gravedad: Sería excluido del proyecto de forma inmediata. Sin embargo, el presidente del CGPJ, sí pudo manifestar que confía más en la justicia divina que en la humana. Y lo hizo sin que fuera eyectado fulminantemente de su cargo. Semejante disparate apenas tuvo reflejo mediático como tampoco lo tuvo su fantástica receta para no equivocarse nunca: Obedecer al Papa.
Estas afirmaciones parecerían un chiste de comediante mediocre si no fuera por el hecho gravísimo de estar pronunciadas, precisamente, por la persona encargada, entre otras cosas, de hacer que la Justicia inspire seriedad, credibilidad, confianza y respeto.
Ha pasado el tiempo y es difícil no conectar las declaraciones de entonces con los acontecimientos de ahora y ver la otra cara de esta gente de manitas juntas, voz de púlpito y mirada perdida en el Infinito. Este católico ejemplar, aspira a “que la justicia humana se parezca lo más posible a la divina” . No es extraño, ellos han creado a Dios a su imagen y semejanza.
Realidad y Realidad Jurídica. (“Control Z”)
En Febrero de 1990 fue registrada una conversación telefónica entre Salvador Palop y Eduardo Zaplana en la que éste decía claramente “Yo estoy en política para forrarme” Los jueces invalidaron la prueba porque su obtención no se ajustaba a derecho.
También hemos asistido a un proceso similar en donde se han desestimado las acusaciones contra Carlos Dívar porque, al parecer (y no hay por qué ponerlo en duda) no existe una ley en código o reglamento alguno que haya sido claramente transgredida por el presidente del CGPJ.
Poco o nada hay que decir sobre estas decisiones judiciales cuya consecuencia ha sido que no se puedan calificar como delito los hechos en cuestión. Ésta es la “Realidad Jurídica”.
Pero los jueces no pueden borrar (control Z) ni el que estos hechos se hayan producido, ni la imagen que sus protagonistas proyectan en la sociedad: Zaplana dijo lo que todos le oímos decir y el Sr. Dívar, con reglamento o sin él, ha utilizado dinero público en actividades privadas y ha sido sorprendido en varias mentiras al tratar de justificarlo. Tampoco hay nada que decir sobre ello: Ésta es, simplemente, la Realidad.
Proyecto loable, Misión Imposible
El presidente interino del CGPJ se apresuró a declarar que su principal tarea iba a consistir en restaurar la deplorable imagen que la Justicia tiene entre los ciudadanos de este país. Proyecto loable.
Pero para ello tendría que acometer una misión, a mi juicio, imposible de justificar de forma convincente el que, una vez conocidos los hechos, solo cinco de los veinte vocales del consejo pidieran la dimisión de su antecesor y, lo que es más estremecedor aún, que siete de ellos pidieran la dimisión del denunciante.
Parece que este país no consigue quitarse de encima, entre otras cosas, este corporativismo cerril, casposo y suicida, típica seña de identidad del oscurantismo de una dictadura y radicalmente incompatible con la transparencia de una democracia consolidada.
Resulta sorprendente la cantidad de individuos con responsabilidades de gobierno en diversos ámbitos del Estado que parecen no entender que las instituciones que asumen y encubren las conductas indignas de sus miembros, se convierten, indefectiblemente, en instituciones indignas.
Especialmente en estos tiempos, sería bueno no olvidar que la imagen de un país serio y fiable no depende solamente de la salud financiera de sus bancos.