Moriarty Talegón (el final, perdonen las molestias)
Los socialistas ya no son socialistas. Ley número uno de la nueva termodinámica. Es un tanto tautológica, pero pase. Este aserto se refiere, supongo, a la enorme, visible e innegable diferencia de planteamientos entre los históricos, los de la guerra, los de la UHP, los de la revolución de Asturias, y los de hoy. Gran descubrimiento. Hallazgo. Monolito. Rubalcaba no es Pablo Iglesias. Parece ser que no.
El termostato de la guerra y la receta libertaria
En sociedades putrefactas, pochas, corrompidas por carísimos vicios patrióticos y militaristas, Corea del Norte, EEUU, Irán, Gran Bretaña, Israel o Alemania, por ejemplo, los maximalismos propagandísticos son ley. La fotografía del enemigo, ese cheque en blanco, religioso, político o económico, tres variaciones de lo mismo, se transmuta, a lo largo de generaciones, retocando aquí y allá con el programa pertinente, en una actualización constante del perfil que sirve para englobar, como hostiles y combatientes, a todos aquellos que no hayan demostrado, de todas las formas posibles, haber abandonado, como si de un estigma probatorio se tratara, la ya célebre, aunque en desuso, “funesta manía de pensar”.
Anarquistas, comunistas, socialistas; el camarote de los Marx (y los Bakunin)
Abel Ortiz Los socialistas, por lo general, no todos, desprecian a los anarquistas. Apelan a los tópicos sobre utopías, a la, según ellos, legendaria indisciplina libertaria, al miedo a lo que llaman, sabrán porqué, mejorando lo presente, caos (antes decían…