La Veranda de Rafa Rius
« Y sin duda nuestro tiempo… prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser”. L. Feuerbach (La esencia del cristianismo)
“Toda la vida de las sociedades en que reinan las condiciones modernas de producción se anuncia como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que antes era vivido directamente se ha alejado en una representación ( ) El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas mediatizada por imágenes. ( ) El espectáculo, considerado en su totalidad, es a la vez el resultado y el proyecto de un modo de producción existente” G. Debord (La sociedad del espectáculo)
En la enloquecida sociedad del especta-culo en la que sobrevivimos y naufragamos a diario, cualquier excusa es buena para montar el circo. Los referentes de realidad ficticia -telerealidad, realidad a distancia- que utilizan para hacernos creer que nos interesa aquello que los directores del circo tienen programado que nos debe interesar, son totalmente ajenos a nosotros. No importa. Qué más da si a una inmensa mayoría le traen sin cuidado las cuitas de la Pantoja. Eso tiene fácil solución: se desplaza a cincuenta “periodistas” durante varios días de plantón a las puertas del penal, con continuas conexiones en directo para ir creando clímax y en el momento de la salida de permiso de la folklórica se monta el numerito, que aparecerá las veces que haga falta en prime time para intentar liderar el share del magno evento… y todos tan contentos. Si además se negocia con las autoridades carcelarias para que el show se repita con cada nuevo permiso penitenciario, la rentabilidad política y económica está asegurada.
Quizá no tan mediáticos como el de la Pantoja pero iguales en esencia, hay a diario multitud de casos que conforman con su presencia obsesiva en los medios una tupida red que destruye neuronas a gran velocidad y deja a los pacientes receptores preparados para aceptar cualquier patraña como la palabra de un dios infalible. “Es cierto, lo han dicho en la tele”: semejante cantinela narcótica se escucha por doquier como un mantra portador de una verdad revelada.
Paquirrín, Tania Sánchez, la Princesa del Pueblo, la familia Pujol… toda una pléyade muy heterogénea de estrellas fugaces de oropel que duran en la portada de los medios lo que dura su rentabilidad. Y si por excepción, no hubiera ninguna a la vista, no importa. Son capaces de cocinar cualquier banalidad y convertirla en algo indispensable para nuestras vidas enajenadas.
Pero considerada en una visión de conjunto, la estrategia espectacular no es en absoluto banal sino que forma parte de un proyecto de control y dominación basado en un estudio pormenorizado de los deseos y necesidades que pueden ser inducidos en los individuos de una sociedad presidida por el dios Mercado. Representa toda una visión del mundo que no puede ser despachada simplemente como un subproducto de las técnicas de difusión masiva de imágenes. Lo real es una cebolla de múltiples capas y la elección de la capa con la que presentar el escenario de la acción no es para nada inocente, casual o accesoria sino que forma parte del corazón mismo del Leviatán.
Por otra parte, luchar de frente contra esa visión del mundo sería contraproducente: una forma de darle carta de identidad y fortalecerla. Quizás la única manera de escapar a sus cantos de sirena sería la desafección: ese no es mi mundo. Que se metan los permisos carcelarios de la Pantoja por donde les quepa.
Si hablamos de los consumos de tele-basura u otras mierdas ofrecidas por los medios aquí en España, hemos de decir que las moscas come-mierdas son toda una plaga bulímica.
También es más que evidente que la basura o mierda pinchá en un palo a la que llaman DEMOCRACIA que hay en España no permite que existan medios de comunicación de gran alcance que no sean propagadores de lo que bien denuncia el artículo de Rafa Ríus.
En fin, abuso, tortura, saqueo, impunidad de las mafias aledañas a las instituciones, podridas instituciones públicas, culpabilizar a las víctimas del crimen genocida organizado, etc., etc., etc.: ¡¡¡¡¡Y A ESTA MIERDA LA LLAMAN DEMOCRACIA!!!!!
SALUD.
Buen final, Rafa. Hubo un buen folleto, de Kiko León, «la máquina contra la humanidad», donde argumentaba bien claramente que el efecto de la propaganda es directo e indirecto, en cuanto a la cantidad de tiempo y energía necesarias para quien quiera contrarrestarla.
Por lo tanto la actitud es esa: no va conmigo.