La Veranda de Rafa Rius

Desde que comenzara su andadura política allá por 1986, hace ya casi 30 años, Izquierda Unida ha permanecido en continua ebullición. Lo que nació en plena perestroika, con la subsiguiente descomposición del bloque soviético, como un aparente intento del PCE de desvincularse de una marca comunista que a pesar de la tentativa de reformulación del eurocomunismo, estaba en franca decadencia electoral, dando cabida a diferentes grupos minoritarios que se autoproclamaban de izquierdas -Izquierda Republicana, PSUC, PASOC, PCPE, Federación Progresista y hasta algunos tan frikis como el Partido Humanista y el Partido Carlista- ha cambiado notablemente en la actualidad. Mucha agua ha pasado desde entonces bajo los puentes de Izquierda Unida.

A pesar de que en un principio consiguió aglutinar a la mayoría de grupos de izquierdas en torno al rechazo unánime a la pertenencia a la OTAN, su estructura federal siempre ha estado controlada por el Partido Comunista de España que supone más del 80% de su militancia, siendo la presencia del resto de los grupos poco más que testimonial. A pesar de que la historia de IU ha estado sembrada de conflictos y continuas entradas y salidas de grupos minoritarios, el perfil que justificaba su nombre y aseguraba una teórica diversidad, aunque fuera en realidad el PCE quien decidía, la ha dotado hasta no hace mucho de una notable estabilidad interna, hasta el punto de que sólo cinco Coordinadores Federales -Gerardo Iglesias, Julio Anguita, Francisco Frutos, Gaspar Llamazares y Cayo Lara- han estado al frente en estos treinta años.

Desde el punto de vista electoral, empezó siendo en 1989 la tercera fuerza política, con casi un 10% de los votos. En 1996, con la llegada del PP de Aznar al poder, IU intenta el “sorpasso” del PSOE por la izquierda pero no lo logra; mantiene sus posiciones pero no las mejora apenas. En su segundo mandato Aznar consigue la mayoría absoluta, viendo IU reducido su electorado a la mitad. Desde ese momento hasta hoy, exceptuando un ligero repunte en 2011, ha venido padeciendo una lenta y persistente decadencia electoral. En el momento actual, salpicada la federación madrileña por varios casos de corrupción relacionados con Bankia y acosada por otros grupos recientemente aparecidos, su futuro inmediato se presenta bastante incierto.

Dado que la tarta electoral es la que es y no hay más bizcocho, su reparto esta condicionado por factores en gran medida inefables y en cualquier caso relacionados con la aparición de grupos emergentes que buscan espacio para su nicho electoral ocupando el ajeno. Y con relación al caso que nos ocupa, una buena parte de estos grupos emergentes está cometiendo el burdo error de vestirse con la piel del oso de IU antes de cazarlo. Incluso hay finos analistas que auguran su debacle electoral y su desaparición a corto plazo. De todas formas, estos oráculos interesados procuran ignorar que en un año con un grado de imprevisibilidad tan elevado, aún nos esperan bastantes sorpresas. El 2015 se nos presenta largo y repleto de acontecimientos oscuros; sus últimos horizontes aún permanecen lejanos y todavía tendremos ocasión de vivir en él muchas cosas que jamás creeríamos.

¡Y usted que lo vea!