La Veranda de Rafa Rius
Se dice infinito aquello que no tiene principio ni fin conocido, por ejemplo el tiempo. En eso que llaman España, las campañas electorales y sus consiguientes citas con las urnas, están alcanzando la categoría de infinitas. Se van superponiendo sin solución de continuidad a un ritmo progresivamente acelerado, sin que nadie sepa cuando va a acabar ni consiga recordar cuando empezó exactamente este ajetreo compulsivo y enajenante de los profesionales de la política y los medios, portadores de un virus electoral que han conseguido inocular a buena parte de la población. Para situar su comienzo, unos nos remiten a las prisas de algunos por amortizar las rentas del 15M por vía electoral, otros van más atrás y sitúan la aparición del virus al principio de la mal llamada Transición, como si tras el síndrome de abstinencia electoral sufrido en la larga noche del franquismo, poco menos que nos votáramos encima…
Los más ingenuos aducen que oficialmente las campañas empiezan a un mes de las elecciones, pero eso ya no se lo cree nadie. Aún no ha acabado el trajín de las europeas, con sus recuentos, pactos y componendas, aún están las urnas calientes y ya están obnubilados con las municipales y las autonómicas, tras las que, sin apenas tiempo de reposo, vienen las legislativas… ¡Votad, votad, que el mundo se acaba!
Algunos grupos van tan aceleraos, tan pasaos de vueltas a la caza del poder en la Carrera de S. Jerónimo y en la Moncloa que se saltan las municipales y hasta las autonómicas. “No perdamos el tiempo en nimiedades” -parecen decir- “vayamos al meollo de la cuestión, a por el santo grial, a por el vellocino de oro del poder estatal”.
El arquetipo de lo político lo constituye la cita electoral. Durante interminables y soporíferos debates se habla de anteproyectos de programas (que luego al parecer nadie se preocupa en cumplir), de pactos “pre” y “post” electorales, de encuestas, estimaciones de voto, análisis comparativos, gráficos de evolución y vaya usted a saber qué más. Tal parece que nadie hable de la vida cotidiana, de los problemas del día a día y como resolverlos, de la lucha por una vida digna, del fin de la era de la explotación del hombre por el hombre y hasta de la mujer por la mujer… Todo se enfoca en clave electoral: es bueno aquello que da votos, es malo aquello que los quita. Y punto pelota. Sistema binario. Así de simple, para que vamos a perder el tiempo en tonterías. Y si hace falta mentir se miente y si hace falta engañar se engaña.
El Partido Popular, durante el electoralmente abigarrado 2015, como ya hiciera el PSOE en su momento, se va a revestir con su más inofensiva piel de cordero de cara a esta campaña electoral infinita y va a paralizar temporalmente algunos recortes, va a bajar el IRPF (para luego pasarnos la factura con otros impuestos indirectos, subiendo un IVA que a las rentas altas le trae sin cuidado y a los demás nos hundirá si cabe en una mayor precariedad) y va a decir y hacer todo aquello que se le ocurra, en la confianza de que luego nadie le va a pedir cuentas de sus desmanes. Todo sea por dar una mejor imagen en el momento de las benditas elecciones y arañar un puñado más de votos que les pueda suponer una alcaldía o un diputado más; ignorando la evidencia de que Estado hace tiempo que perdió la batalla y que el poder real queda muy lejos del Parlamento.
Bueno sería olvidarse de campañas electorales infinitas, tan cargantes como vacías. Bueno sería que manifestáramos nuestra desafección a esta ceremonia alienante y nos dedicáramos a lo nuestro, a defender nuestros derechos en la calle y a luchar por construir nuestras alternativas desde abajo, pequeñas pero muchas, porque es la mejor forma de encontrar algo de sentido a nuestras vidas irrepetibles.
Esta claro. Ni podemos ni izquierda unida ni psoe ni pp. Rafa Rius no compra el argumento del mal menor, que era lo que pasaba antes con el psoe y ahora parece que es lo que pasa con podemos. Es legítimo claro.
Personalmente creo que hay una parte del electorado español muy analfabeto políticamente hablando. Los que llamaban a zapatero anticristo y que había arruinado E-S-P-A-Ñ-A, usaban este tipo de argumentos como que era de «extrema izquierda». ¿Que entiende esta gente por democracia o de ser un social demócrata?
A mi me parece buen momento, puestos a hacer simplicidades, que roben otros, como podemos. Este argumento tan gastado en la alternancia del bipartidismo anterior. Me apetece esto. Que venga el fin del mundo como proclaman siempre, total si va a ser lo mismo votemos o no. Comprendo a la gente que no vota, es más ética que yo, lo digo sin ironía.
Pero a mí, me apetece «revolución» y lo manifiesto así ya que como zapatero era extrema izquierda, pues podemos debe de ser «chavista» aunque ellos son de centro claro, lo digo con toda la ironía.
Lo dicho, me apetece romper la baraja en esta E-S-P-A-Ñ-A de mierda injusta, autoritaria, de enchufismos y de mafia. Y no creo que eso se haga sin ir a votar. Hay planteamientos tan mundanos como éstos, y gente que aplica estos argumentos al voto.
La verdad es que creo que se necesita hacer una cierta pedagogía, sobretodo por los articulistas o creadores de opinión, ya que puede darse la impresión de que el nivel de discusión es tan alto intelectualmente, que el oyente o lector menos reflexivo quiera desconectarse por no entender.
Gracias Radio Klara por dejarme comentar.
A vueltas otra vez con eso de votar o no votar.
Imagínense una dictadura totalitaria (esto no es difícil de imaginarlo, ¿verdad?); imaginen ahora que en esa dictadura totalitaria dejan votar a la gente, porque sí, porque realmente al poder no le afecta en abasoluto que la gente vote o no vote (tampoco es difícil de imaginar, ¿verdad?).
Bueno, quién sabe, lo mismo la siguiente legislatura resulta que los políticos de turno traen justicia social, libertades, derechos humanos para todos los seres humanos, etc., etc., etc. ¡¡¡¡¡QUIÉN SABE!!!!!
El problema es que Podemos puede que acabe por no ser un mal menor sino mayor, si, al paso que va, defrauda las últimas esperanzas de mucha gente. PPSOE ya sabemos lo que han dado de sí y lo que podemos esperar de ellos; engañan cada vez a menos gente. Podemos, sin salirse en ningún caso del actual sistema político, auguraba algo radicalmente distinto. Si acaba haciendo algo similar, acabará por defraudar a los pocos optimistas que van quedando. Habrá que volver atrás y cambiar de una vez de paradigma, habrá que ser una vez más antisistema. El sistema capitalista es un Leviatán que devora y asimila lo que pilla en sus fauces y en cuyo interior ninguna emancipación es posible. Recuperemos lo mejor del 15M.