La Veranda de Rafa Rius
Cuando esto se escribe, el cuerpo sociopolítico de eso que llaman España, anda profundamente alterado y todavía se debate entre las garras de un terrible dilema: ¿Quién será el candidato/a que presente el PP a las próximas elecciones europeas? Dramática disyuntiva se nos presenta, en efecto. Océanos de tinta se están haciendo correr para intentar dilucidar la cuestión, dada la profunda repercusión que puede tener en nuestras vidas el hecho de que sea una persona u otra la por fin elegida.
Que si el que Rajoy todavía no haya dicho todavía ni mu se debe a una estrategia perfectamente calculada… Que si es porque no tiene a estas alturas ningún candidato/a que ofrezca garantías de evitar una previsible debacle electoral… Que si el gato se ha resfriado y el loro se está comiendo el chocolate… Páginas y páginas en los papeles, horas y más horas en las tertulias audiovisuales, se están empleando en clarificar tan espinosa cuestión mientras los españolitos nos preguntamos a que viene tanto alboroto, de qué demonios están hablando, teniendo en cuenta que no suelen dar puntada sin hilo.
Hay ocasiones en que determinados asuntos devienen paradigmas. Las elecciones al Parlamento Europeo es uno de ellos. A los que solemos dar la murga con la abstención cada vez que llega una nueva cita electoral, a los que pensamos que los actuales parlamentos no son sino lamentables espectáculos de mal teatro, vías muertas que no llevan a ninguna parte que no sea a una periódica frustración, esta vez nos lo han puesto fácil.
¿Qué hostias nos importa si Cañete, Valcárcel o Barberá? ¿En qué van a cambiar nuestras vidas? Si aceptamos que cualquier Parlamento no escenifica sino una continua manipulación, que sirve para poco más que para parir leyes que nos amarguen cada vez un poco más la existencia; si pensamos que es una ingenuidad suponer que ningún grupo político con una mínima intención transformadora, ya no digamos revolucionaria, pueda llegar a tener algún poder, porque el inmovilismo consuetudinario de los partidos defensores del statu quo siempre lo va a impedir, teniendo en cuenta que no son sino las voces correveidiles de sus amos financieros…
¿Qué hacemos perdiendo el tiempo en banalidades con la cantidad de espadas de Damocles que tenemos pendiendo de un cabello sobre nuestras cabezas?
Desde este punto de vista, cada nueva elección es tan inútil como frustrante, pero las llamadas “europeas” todavía más si cabe. Unas elecciones legislativas o municipales tienen la virtualidad de crear espacios de poder desde donde decidir sobre las condiciones de vida de todos los ciudadanos, hayan votado o no, pero las “europeas”, concebidas para crear un parlamento de la Srta. Pepis, donde los diputados puedan viajar en business class a Bruselas un par de veces por semana, para jugar a discutir y proponer y votar leyes que a nadie obligan y a las que ningún Estado hace el menor caso, son, como digo, el paradigma de la inutilidad del esfuerzo electoral. A pesar de lo cual, todos los partidos grandes y pequeños, a izquierda y derecha, se esfuerzan por demostrarnos frente a toda evidencia, que nos va la vida en ello.
No importa que sea una tomadura de pelo y una total inutilidad: votar representa la quintaesencia de la democracia y el hacerlo es totalmente inexcusable, aunque sea para elegir presidente de la comunidad de vecinos, que al fin y al cabo, es algo mucho más útil y cercano.
EN FIN, qué ganas de perder el tiempo; tal vez como rezaba o cantaba el de EL ÚLTIMO DE LA FILA, Manolo García, «nunca el tiempo es perdido», TRALARÁ.
A lo peor es que ya casi todos estamos derrotados, usurpados, alienados, imbecilizados, etc. y sólo (sólo, con tilde, porque me da la gana y no lo voy a cambiar, diga la RAE lo que diga) nos queda eructar contra algo o contra alguien que ni siquiera está cerca. Lo que desde siempre se conoce como el recurso de la pataleta; o bien el conocido meninfotisme o me importa un ardite.
Echar las culpas o las mierdas por lo alto de pobres diablos que ni pinchan ni cortan en el VIGENTE SISTEMA CAPITALISTA-TERRORISTA-USURPADOR-GENOCIDA cuando se les ataca con aquello tan asqueroso y tan baboso de que «¡¡¡ay, pues si no votas luego no te quejes!!! o bien, ¡¡¡ay, pues si lo hacen mal ya cambiarás el voto dentro de cuatro años!!!, etc., etc., etc.; EN FIN, culpabilizar y tirar mierdas por lo alto de pobres donnadies por no votar o por dejar de votar. ES DE RISAS, DIRECTAMENTE.
Y, POR CIERTO, ESTO DE VOTAR O NO VOTAR TAMBIÉN VALE PARA TODOS LOS MIERDAS VENDIDOS Y ESTÓMAGOS PERRUNOS AGRADECIDOS DE LOS FALSOS SINDICALISTAS Y SUS MISERABLES ELECCIONES SINDICALES. ES EXACTAMENTE LO MISMO.
SALUD.
Estimat Rafa.
Considere que si hi ha un motiu molt important en les properes dos eleccions. LA DEFENSA DE LA CULTURA I DE LA LLENGUA. Si el PP no s´en va molt prompte de les institucions el valencià será una llengua en perill d`extinció. Els 20 anys que porta esta
gentola en el poder quasi l´han deixat ferit de mort. Per eixe motiu jo vaig a votar per un partit que fique la recuperació del valencià i la defensa de la nostra cultura com el seu leit-motiv.
Salut i País.