La Veranda de Rafa Rius
La música es casi siempre abstracta.
Las palabras muchas veces también lo son.
En cualquier caso, el significado que le damos a los sonidos que las forman, es siempre arbitrario.
Los sonidos de la lengua no tienen por qué ser siempre inteligibles en primera instancia.
Si lo hacemos nuestro, todo sonido, por abstracto que sea, evoca sensaciones e ideas.
Cuando a nuestro alrededor cambia constantemente el mundo y los elementos que lo conforman, las palabras no pueden permanecer inmutables.
Como ya nos enseñó dadá, cuando el sentido de las cosas se desmorona y el absurdo se instala en nuestras vidas, hay que olvidar lo que creemos saber y partir de cero y comenzar a balbucear nuestras primeras sílabas …
Da… da… da… bla …bla …bla …glup!
En 2014 se cumplen cien años de la primera gran locura mundial. Más de setenta millones de militares se vieron implicados en la llamada Gran Guerra. Nueve millones de ellos murieron.
La salvaje estupidez de la Primera Guerra Mundial destruyó el poco sentido que quedaba en la Europa de la época.
Las gentes más sensibles reaccionaron buscando nuevos sentidos desde el sinsentido.
En el campo de las imágenes y las palabras surgió dadá y la poesía fonética; Joyce y Kafka.
En el campo de los sonidos de la música surgió el dodecafonismo y la atonalidad .
En el terreno del arte, además de dadá, el constructivismo, el cubismo y la abstracción…
Todo lo que se hacía en el ámbito de la creatividad era un testimonio de perplejidad, una forma de buscar nuevos modos de explicar lo inexplicable, de dar respuesta a un mundo paradójico desde el delirio de lo aparentemente absurdo.
Se cumple un siglo desde la 1ª Guerra Mundial. Han pasado cien años y seguimos en las mismas.
¿Qué sinsentido cargado de sentido nos permitiría ir más allá de la salvaje estupidez de nuestros días? ¿Qué disparate rezonable sería capaz de hacernos recobrar la cordura, conscientes como somos (¿?) de que la 3ª Guerra Mundial sería tambien la última?
Dadá: ¡Vuelve a llamar a nuestra puerta oscura! ¡Que tu locura que todo lo cura nos devuelva la cordura!
Una Veranda concreta.
Sobre el tema, recomiendo el libro de Erich Fromm LAS CADENAS DE LA ILUSIÓN.
SALUD.