Abel Ortiz
Que los nazis del gobierno, el de Valencia o el de Madrid, y sus palanganeros, más o menos lapones, describan a los manifestantes como okupas, violentos, antisistema, radicales o perroflautas, es enormemente clarificador. Para saber con quien nos jugamos los cuartos basta cambiar esos adjetivos por otros. Homosexuales, gitanos, judíos, rojos o emigrantes.
Discutir con un nazi, hablar de razonar sería absurdo, es una forma tan estúpida como cualquier otra de perder un tiempo que no tenemos.
El argumentario goebbelsiano de ministros, más o menos puestos de farlopa, y gominolos de tropa, es siempre el mismo; mentiras. Tardaron setenta años en reconocer, a la fuerza, dado lo aplastante de los miles de testigos y pruebas, que las extravagantes invenciones del papá de Aznar y el ciervo Ricardo sobre Guernika y Durango, por poner ejemplos palmarios, eran intoxicaciones conscientes de quien hace de la mentira su primera norma de supervivencia. Mienten en los juicios, en los parlamentos, en los despachos, en los mítines, en las tiendas de ropa, en la televisión y los periódicos, en la ONU, en Europa, en Lorca y en Fernado Poo.
Ha sido ETA. Quienes lo nieguen son unos miserables. Las playas están esplendorosas. La policía y los jueces están al servicio del marxismo. Que bonito es lo nuestro. España se rompe. Navarra se vende. La iglesia está siendo perseguida. Los estudiantes son unos vagos que no estudian al servicio de ultraizquierdistas admiradores de Corea del Norte. No subiremos los impuestos. No hay recortes en sanidad. Alvarito, más caviar. Otra rayita.
Estos nazis que nos gobiernan llegaron al poder llenando las urnas de excrementos. Después de ladrar ocho años, sin parar, ejerciendo de turnistas, ahora quieren explicar qué es y qué no es democrático. Tamayo y Saez van a dar un seminario. Zaplana será ponente. Camps levitará en público en la clausura mientras le salen llagas en pies y manos. Trillo hará michirones para todos, a la vez que va dictando a los jueces las sentencias oportunas.
En este país mucha gente, una tercera parte, no ha votado. Y considera que el gobierno tiene la misma legitimidad que tuvo Bush, otro grande de la impostura, para, con patrañas, aplastar países y meternos a cientos de millones de personas en un escenario diseñado por banqueros nazis, políticos nazis, economistas nazis. No son mayoría. Pueden serlo, lo hicieron en Italia, lo hicieron en Alemania, y en el país de las cunetas. Es muy fácil. Criminalizas a la oposición, multiplicas lo que sea necesario las denuncias, detenciones y multas, llamas al estado de necesidad, sacas a los antidisturbios, si la cosa se pone chunga a los tanques o al facherio paramilitar y tira millas, cabanillas. La cosa acaba en Albatera.
Ni un segundo de reflexión se merecen las fascistadas disfrazadas de argumentos que eructan ministros con corbatas de seda y sonrisas de pilarista. Ni un sólo minuto dedicado a discutir las patochadas, campos minados, jardines embarrados, de Pedrosjotas, Ansones, Cebrianes y demás coristas del reich. Que no nos distraigan más. Sabemos de sobra cómo se las gastan. Si insisten volverán a ver Berlín en ruinas. Y culparán a otros.
137.000 personas han firmado ya pidiendo el cese de Paula Sánchez de León.
Aquí teneis el enlace para poder firmar:
http://actuable.es/peticiones/pide-cese-paula-sanchez-leon-como-delegada-del-gobierno